20/9/07

GLAUBER ROCHA (por: Daniela Stara)

En busca de organizar un discurso en torno a la figura de Glauber Rocha se cae inevitablemente en sus contradicciones, mismas que inicialmente pueden parecer irrelevantes al interior de un discurso cinematográfico, pero que tienen sentido en Brasil, un lugar donde la creación artística además de requerir un esfuerzo penoso, está por diversas razones mutilada.
Poniéndose delante del material entero de Glauber, se da uno cuenta de que lo mucho en realidad es poco. Una inmensa cascada de palabras, la mayoría de las veces del mismo Glauber, invectivas y elogios exagerados de aquellos que en cierta forma lo abandonaron en la lucha por el desarrollo del cine.
Un libro tras otro, en definitiva, dicen sólo que falta algo, y ni yo probablemente conseguiré encontrarlo. Con todo, algo hay ahí, en la lectura entrelíneas, de los mismos escritos de Glauber.
En su tristeza, en su rabia, en su esperanza de un cambio que pueda ser comprendido y llevado adelante por todos.
Una lucha, la suya, que me parece ahora conocer, porque la he visto, hecha por personas que parecen conseguir ver más de lo normal, quizá por haber hecho un pacto con Dios o con el Diablo. El grito de una verdad incómoda que se prefiere no escuchar, no ver, y olvidar al ritmo de una Samba o de un Carnaval sin fin.
Me gustaría ser más objetiva, en esta introducción, para explicar detenidamente la finalidad de este trabajo. Heme aquí hojeando los escritos de Glauber; no existe nada que permita pensar en una objetividad del análisis, pero quien habla en las páginas reunidas y confusas es su alma. Subjetivo, impulsivo, personal, con este material sólo se puede comunicar olvidando la retórica y dejándose transportar por la poesía.
Aquí, en Brasil, son pocas las personas que conocen la obra y el trabajo de su coterráneo. Hablando con un psicólogo del cine*, y explicándole mi trabajo, uso el término Cine del “tercer mundo”, él me dice que prefiere decir Cine “anti-hegemónico”. Intuyo el desafío, todavía cargada de un prejuicio que se ha intentado eliminar, pero que tiene sus raíces en nuestra cultura europea. No existe una palabra para explicar este tipo de cine ni existe una verdadera diferencia con el resto del cine mundial.
Es necesario explicar de qué estoy hablando. De hecho, si es verdad que Glauber trabajó paralelamente a un cine que mundialmente estaba cambiando, y en esto estaba en línea con las otras cinematografías, es también verdad que aportó diferencias; sobre cómo hacer cine, no obstante la gran dificultad (dada la situación que se podía encontrar en Brasil para la realización fílmica, y para un arte nuevo, no limitativo y no colonizado), y sobre cómo tomar esta dificultad como punto de fuerza, e incluso hacer de la pobreza de medios una elección coherente y meditada, que no diera peso a las diversas constricciones.
Como ya he dicho, todo esto no es indiferente de lo que fue el movimiento que golpeó a todo el mundo en la década del 60, es decir, el deseo de un cine no comercial, estéticamente nuevo, y tal vez delineado teóricamente en otros términos. Sólo que la particular situación político-económica de Brasil daba más peso a estos tipos de discurso.
Está claro que la elección de vida de Glauber le atrajo no pocos problemas, sobretodo si pensamos que trabajó bajo la dictadura militar, que fue exiliado y pasó la vida entera intentando hacer un cine brasileño en Brasil, hasta morir en la extrema pobreza y reflexionando hasta el final sobre el asunto. Como él mismo afirmó en numerosas entrevistas concedidas a revistas de todo el mundo, Brasil no aceptaba su cine porque no mostraba la belleza convencional; Europa a su vez lo elogiaba por ser exótico y por lo mismo interesante. Dada la situación, amigos y enemigos no buscaron entender en profundidad sus posiciones, la mayoría de las veces radicales en la crítica y polémica contra todo y contra todos.
Personalidad contradictoria por impulsiva; no obstante cambiase de idea fácilmente, sus críticas mantuvieron siempre una base de verdad lúcida. Son infinitos los adjetivos a él atribuidos, en los años de su corta vida. Su verdad se la ha llevado consigo tras fenecer; a nosotros nos queda la crítica de su vida y el elogio de su muerte.
Muchas veces censurados, algunos de sus filmes fueron proyectados en Brasil tras su muerte y aquellos que fueron exhibidos cuando estaba vivo no llegan con facilidad al gran público.
Debe decirse también que Brasil no está, y nunca ha estado, habituado al cine “artístico”; aquello que Glauber intentó combatir fue el consumo pasivo de cine norteamericano y de sus sueños regalados. Historias de bienestar, preempaquetadas.
Hasta los años 60, la industria cinematográfica brasileña producía exclusivamente filmes con el sencillo modelo de venta norteamericano, eliminando la posibilidad de que naciera un cine que, a nivel nacional, fuera capaz de mostrar la verdadera cara de Brasil.
Pero también es verdad que aunque faltase un gran público, verdadero y propio, se produjeron más filmes en aquellos años, entre los 60 y 70, que hoy, cuando existe una formación mayor a nivel de escuelas de cine, información más amplia, una conciencia que permite aceptar determinados tipos de filmes, e incluso más dinero para las producciones.
Parece ser una regla histórica, que se repite cíclicamente sin importar el país y la época: donde no existen las condiciones necesarias para la creación artística, el estímulo es más fuerte y el resultado mejor que en situación normal. Pongo por ejemplo el Neorrealismo que es la fase, pienso, más lúcida y bella de la Italia posterior a la guerra: no lo hubiera sido sin ella. Es como si el arte necesitara de constricciones para inspirarse y encontrar plena libertad de expresión. Glauber era la libertad artística en un país todavía esclavo culturalmente. En realidad, todo el cine filmado a la época en Brasil, algunos más otros menos, ensayó esta liberación a través del movimiento llamado “Cinema Novo” y “Cinema Marginale” (los últimos dos filmes de Glauber han sido asociados a este movimiento). Sobretodo el segundo movimiento acoge personajes entre los más polémicos y experimentales en el tratamiento de la imagen, más cercanos al Underground norteamericano. Pero ese análisis lo dejo para un futuro estudio sobre el cine brasileño; aquello que me interesa ahora es Glauber, que por cualesquiera razones parecía de entre esos cineastas el más iluminado. La iluminación se la debía a su personalidad, cierto, y por eso es que provocaba que se hablara más de él, para bien o para mal, que de otros cineastas que trabajaron en la penumbra. Un carácter tan fuerte que la persona casi superó en importancia e interés a la obra. Es fácil que pase que a una pregunta como “¿Conoces a Glauber?”, la respuesta sea “Sí”, y a la pregunta “¿Has visto alguna de sus películas?”, la respuesta sea “No”.
Además, una cosa que se puede notar en tantos libros a él dedicados, es que su obra cae inexorablemente en un segundo plano, y su vida borra lo que efectivamente fue el sentido de su existencia.
Rareza en la obviedad son de destacar los escritos de Ismail Xavier, quien ha sido casi el único en atender el análisis fílmico de las películas de Glauber Rocha; se ha concentrado en su obra y ha aclarado muchos elementos aún desconocidos sobre su estilo. No obstante yo crea que los textos de Ismail Xavier son fundamentales en la comprensión de las películas e inauguran un trabajo crítico, la entrevista que me concedió me hizo notar aún más el vacío que rodea la obra del director. Un vacío creado por la larga falta de reimpresión de los textos del mismo Glauber*, porque las copias de sus películas están destruidas, por la falta de restauración** y porque muchos de los textos sobre el director (como ya he dicho) rememoran sus empresas heroicas en Brasil y en Europa, mitificando su personalidad, y dándole a ésta primacía sobre su obra.
Se ha dicho que Glauber no apreció los textos de Xavier. Cierto o no, la importancia cultural que puede tener un estudio de este tipo en el vacío de atención que desde siempre ha circundado la filmografía en cuestión, no se debe subestimar, sobre todo en lo que se refiere a los documentales los cuales han llamado poco la atención de los críticos y de los que se puede hallar rastros en algún breve artículos críticos de los diarios de la época. Falta, en suma, un estudio, un análisis técnico y teórico, lo cual ha sido descuidado. Con esto no quiero de ningún modo dejar de lado los datos sobre su vida o sobre su historia, sobre su fuerte personalidad, porque todo esto se halla al interior de sus filmes, así como las referencias a todos aquellos directores que Glauber apreciaba y que fueron parte de su vida: Vertov, Einsenstein, Buñuel, Godard, Ford, Pasolini… Pero de los cuales se distanció conscientemente en el intento de hacer un cine totalmente brasileño.
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* Henrique Marcusso, psicólogo del cine, da clases y es fundador del centro cultural “Borboleta Violeta Estudio” de San Pablo. http://www.borboletavioleta.pop.com.br

* Como he mencionado, tres textos suyos aparecieron recientemente.
** En fase de realización por la Filmoteca de San Pablo.

(Traducción y redacción: Augusto Nava Mora)

Fragmento de la tesis Glauber Rocha: Analisi del film A idade da terra, de Daniela Stara, Universita' di Bologna, DAMS, 2003.


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